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La finta del PRI con las pensiones.

El discurso de López Obrador, en el sentido de que al eliminarse los órganos autónomos saldrá el dinero para financiar la reforma de pensiones, es falso. Ni remotamente alcanza.

Enrique Quintana.

Cuando el coordinador de los diputados del PRI, Rubén Moreira, expresó que su partido respaldaría la propuesta presidencial para reformar el sistema de pensiones y permitir que los trabajadores se retiren con el 100 por ciento de su último salario, sonaron todas las alarmas en el bloque opositor.

Parecía muy extraño que, a estas alturas de la campaña electoral, una de las principales fuerzas que integran el bloque que respalda a Xóchitl Gálvez, se echara para atrás y decidiera caminar con Morena en esta propuesta.

Ayer, incluso, el presidente López Obrador celebró que el PRI cambiara su posición y se decidiera a respaldar a los trabajadores.

Más de uno vio la ‘resurrección’ del ‘Primor’ y la fractura de la coalición opositora.

Pues se trata de una finta. Me extraña que pocos lo hayan visto.

Cuando se lee con cuidado lo que dijo Rubén Moreira, se observa que se le puso tal cantidad de condicionamientos a ese presunto respaldo, que prácticamente hay que descartarlo.

Lo primero que señaló Moreira es que debe establecerse de dónde vendrían los fondos para financiar una reforma de estas características.

Si se hace un análisis profundo de lo que implicaría pagar el 100 por ciento del salario a todos los trabajadores que se jubilen, se podrá visualizar que va a rebasar la capacidad financiera con la que hoy cuenta el gobierno federal.

El discurso de AMLO, en el sentido de que al eliminarse los órganos autónomos saldrá el dinero para financiar esta reforma, es totalmente falso. Ni remotamente alcanza.

Como dice el adagio, el Diablo está en los detalles.

Moreira también puso sobre la mesa, como condición para el respaldo, el que se contemplara la semana de las 40 horas, la que fue rechazada a través de un pacto entre Morena y el sector empresarial.

Vaya. Lo increíble, hasta Xóchitl dijo que estaba de acuerdo con la reforma de pensiones, siempre y cuando… y allí vino una larga lista de peros.

Los priistas leyeron bien el objetivo de esta reforma. Era político y poco tenía que ver realmente con los trabajadores.

Y detectaron el riesgo de que una parte importante de su clientela, que ya coquetea abiertamente con Morena, oficializara su mudanza.

Se trata de un antídoto al intento de quitarle al aparato político priista la base sindicalista que aún le queda.

Pero, además, la respuesta de Moreira es para poder revirar y decirles a los ciudadanos que el PRI está más que puesto para la reforma al sistema de pensiones, pero la instancia que no quiere asegurar los fondos para pagar las pensiones es precisamente el gobierno.

Xóchitl Gálvez decepcionó a muchos de sus seguidores cuando en esta semana dijo que necesita a Alito, “que es un cabrón”, en el florido lenguaje de la hidalguense.

Tiene toda la razón. En que lo necesita… y también en lo otro.

Hubo ingenuos que leyeron la expresión de Moreira como una rendición, presuntamente por la cantidad de expedientes que les tienen abiertos.

Si ese fuera un factor que condicionara la conducta de Alito y de Moreira, ni se hubieran quedado en el PRI, ni hubieran respaldado a Xóchitl.

Parafraseando a Moreira, las cosas no están para… lo que ya sabe usted.

No sé si la estrategia del PRI funcione. Puede ser un desastre o puede ser un gran éxito.

Pero, por primera vez, veo a los priistas haciendo lo que saben hacer.

Ellos tienen una pésima imagen. La peor entre todos los partidos políticos. Los spots que sacaron con la voz de Alito están para llorar.

Pero, son astutos como el Diablo.

Y veo que empiezan a hacer uso de esa habilidad.

No sé hasta dónde lleguen, pero si siguen así creo que tendremos una elección más competida de lo que parece.