Indagando Ando
Gerardo Galicia Vélez
Desde tiempos ancestrales, las mujeres han sido relegadas a roles de sumisión debido a aspectos tradicionales y culturales, desencadenando una triste cadena de violencia que se perpetuaba desde la infancia hasta la edad adulta. Aunque en la actualidad hemos avanzado en términos de conciencia y derechos, la violencia contra las mujeres persiste como una problemática fundamental en la sociedad contemporánea, ocupando un espacio destacado en las agendas gubernamentales y mediáticas.
Las cifras, lejos de disminuir, son alarmantes. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), a través de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), revela que el 66.1% de las mujeres mayores de 15 años ha experimentado al menos un episodio de violencia emocional, económica, física, sexual o discriminación a lo largo de su vida. Estos números, lejos de ser simplemente estadísticas, reflejan la cruda realidad que muchas mujeres enfrentan cotidianamente.
Es preocupante constatar que, a pesar de los esfuerzos por entender y abordar este problema, los índices de violencia y feminicidios no disminuyen. La ENDIREH indica que solo el 9.4% de las mujeres que han sufrido violencia han presentado alguna denuncia. Esto revela la persistente barrera que impide a las mujeres alzar la voz y denunciar los abusos que sufren.
Un dato inquietante del estudio de la empresa INDAGA, realizado en la ciudad de Puebla, muestra un aumento en el porcentaje de mujeres que han experimentado algún tipo de violencia en los últimos dos años. Del 74.1% en 2022, el número se elevó al 78.9% en 2023. La pregunta sobre quién es responsable de esta violencia arroja resultados variados, señalando a hombres en un 32.1%, mujeres en un 24.6%, ambos en un 40.1%, y un 4.2% que no sabe. Estos datos subrayan la necesidad de involucrar a toda la sociedad en la erradicación de esta problemática.
El miedo también está presente en la vida diaria de las mujeres. El 81.3% teme sufrir algún tipo de agresión por el simple hecho de ser mujer. Estas cifras revelan que la violencia de género no solo es un fenómeno puntual, sino una sombra constante que oscurece la vida de muchas mujeres.
Frente a esta realidad, es imperativo abordar el problema desde diversas perspectivas, incluyendo la psicológica, jurídica, sociológica y médica. Los feminicidios, que han alcanzado cifras alarmantes en Puebla, deben ser un llamado de atención para toda la sociedad. No es un problema que afecte solo a algunas mujeres; es un mal que nos concierne a todos y que, de no abordarse de manera integral, seguirá cobrando vidas cercanas, quizás incluso las de nuestras propias hijas. Todos los sectores de la sociedad deben unirse para erradicar esta violencia y construir un futuro donde las mujeres vivan libres de temor y opresión.