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El fracaso de los pronósticos.

El ejercicio de pronosticar sobre lo que sucederá en los próximos meses ocurre cada año, en los primeros días, pero esas previsiones hay que tomarlas con cautela.

Enrique Quintana.

En los primeros días de cada año tendemos a hacer pronósticos respecto a lo que puede ocurrir en los meses por venir.

Y, la realidad es que, cada vez con más frecuencia, la mayoría de las previsiones resultan equivocadas.

El 2023 fue un año ejemplar de esas fallas.

El 5 de enero del año pasado, Citibanamex publicó los primeros resultados de su encuesta respecto a las expectativas de la actividad económica para 2023. En promedio, los expertos anticipaban un crecimiento del PIB de 0.9 por ciento para el año que apenas terminó.

Las estimaciones más optimistas, que correspondieron a Masari Casa de Bolsa y a Grupo Multiva, estimaban apenas 1.8 por ciento.

No puedo omitir la proyección de la Secretaría de Hacienda, de 3.0 por ciento de crecimiento para el año que terminó, y que fue presentada al entregar el Paquete Económico en septiembre de 2022. Al final, va a ser la más acertada, ya que la economía habrá crecido entre 3.4 y 3.5 por ciento.

Pero no solo hubo error generalizado en la estimación del crecimiento. Otro muy notorio fue en el tipo de cambio del peso frente al dólar.

El promedio de los expertos en la encuesta de referencia fue de 20.50 pesos por dólar al final del 2023. En este caso, Hacienda también se equivocó ampliamente, pues estableció un estimado de 20.60 pesos. La realidad es que cerró en 16.91.

El estimado de inflación fue quizás la única variable relevante en la que la previsión no se alejó tanto de la realidad. El promedio de las estimaciones de expertos fue de 5.02 por ciento. La SHCP calculaba 3.2 por ciento y el dato más reciente, de la primera quincena de diciembre, marcó 4.46 por ciento. El cierre del año, que conoceremos en pocos días, quizás esté cerca del 4.5 por ciento.

Los errores de previsión no fueron exclusivos de México. A principios del 2023, muchos economistas de Estados Unidos consideraban que habría de darse una recesión, ya que, tradicionalmente, las alzas agresivas de tasas así lo propiciaban.

Eran muy pocos los que creían que podría darse un “aterrizaje suave” de la economía de EU.

A tasa anual, el crecimiento del PIB en los tres primeros trimestres en Estados Unidos promedia 2.3 por ciento, lejos de una recesión.

No lo canso con más datos y comparativos entre previsiones y realidades.

Hay que reconocer que se han presentado sorpresas en el entorno económico y en el ambiente geopolítico global, que han cambiado los horizontes.

Pero, incluso, lo peor del caso es que tampoco hay explicaciones claras respecto al porqué las conexiones de causa/efecto que ocurrían en el pasado, como la de tasas elevadas y recesiones, parecen haberse interrumpido.

En el caso de México no sabemos a ciencia cierta cuál habrá de ser el impacto efectivo del nearshoring o de qué manera va a influir la incertidumbre electoral en los procesos de inversión a lo largo del año.

Más vale ser humildes y aceptar que los fallidos pronósticos del 2023 nos deben hacer ver con reservas las previsiones del 2024.

Hoy el consenso de los expertos nos dice que en este año el crecimiento económico será de 2.3 por ciento, mientras que Hacienda lo cifra en 3 por ciento.

Creo que lo único que podemos estar seguros es que ninguna va a acertar. Hay demasiadas condicionantes para el crecimiento.

El tipo de cambio se pronostica en 18.65 para dentro de un año. También, tome con reserva esta cifra.

Más que datos puntuales, lo que resulta más útil es identificar las tendencias que van a hacerse presentes en el curso del 2024 y de las cuales hablaremos en un siguiente texto.