Por Leticia Montagner
Como líder mundial en ciencia de la personalidad, la empresa Hogan Assessments, aplica su metodología para ayudar a ejecutivos, equipos y organizaciones a aprovechar al máximo su potencial.
Los mismos principios que se emplean para entrenar a líderes de la lista Fortune 500 también se observan en las figuras culturales más emblemáticas del mundo. Estos líderes encarnan los rasgos fundamentales que la ciencia de la personalidad evalúa a diario: las fortalezas que impulsan su impacto y los obstáculos ocultos que pueden limitar su influencia.
Con la confianza de organizaciones en todo el mundo, este enfoque ayuda a las personas a desarrollar autoconciencia y a liderar con propósito y efectividad. La dinámica del liderazgo no es exclusiva de las salas de juntas pues los íconos culturales revelan los mismos patrones que moldean la influencia, inspiran el seguimiento y dejan legados duraderos.
Hogan presenta 5 líderes culturales que ilustran perfectamente cómo los rasgos de personalidad, tanto brillantes como oscuros, determinan el impacto del liderazgo.
Frida Kahlo, la Visionaria Resiliente. – Frida Kahlo sigue siendo uno de los símbolos más perdurables del liderazgo creativo. Su audaz autoexpresión y su capacidad de transformar la adversidad personal en arte la convirtieron en una figura de resiliencia e inspiración. Frida lideró con autenticidad, desafiando normas y motivando a quienes la rodeaban a abrazar su individualidad. Sin embargo, su intensidad y su independencia feroz a veces aislaron a sus colaboradores, demostrando que incluso un liderazgo visionario puede conllevar el riesgo de limitar el trabajo en equipo y la influencia compartida.
Diego Rivera, el Estratega Audaz. – Diego Rivera transformó el muralismo mexicano en un vehículo para la crítica social y la identidad nacional. Su visión y ambición a gran escala inspiraron a generaciones de artistas y espectadores, demostrando cómo los líderes pueden movilizar a las comunidades con claridad y propósito. Sin embargo, la personalidad dominante de Rivera a veces eclipsaba a los demás, lo que ilustra que incluso los líderes más visionarios deben equilibrar la autoridad con la apertura para no sofocar la diversidad de perspectivas.
María Félix, el Ícono Comandante. – La Doña redefinió la fuerza y la autoridad de las mujeres en el cine y la sociedad mexicana. Su elegancia, seguridad y su negativa a ceder la convirtieron en una presencia imponente, influenciando tanto a sus colegas como al público. Sin embargo, su imponente personalidad podía percibirse como inaccesible o arrogante, demostrando cómo un liderazgo sólido debe equilibrarse con la empatía para mantener la confianza y la conexión.
Juan Gabriel, el Conector Auténtico. – Juan Gabriel cautivó a audiencias de todas las generaciones con su música y su presencia en el escenario, ejemplificando el liderazgo mediante la honestidad emocional y la cercanía. Su habilidad para conectar auténticamente con la gente inspiraba lealtad
y admiración, demostrando que la influencia a menudo surge de conectar con los corazones, no solo con las mentes. Al mismo tiempo, depender únicamente del carisma podría dejar vulnerables las estructuras organizacionales o creativas, lo que subraya la necesidad de complementar la empatía con una estrategia sólida.
La investigación de Hogan demuestra que todos los líderes poseen tanto fortalezas como obstáculos potenciales. El éxito comienza por entender ambos. Para los líderes, el autoconocimiento fortalece el rendimiento, reduce los riesgos y genera una influencia duradera. Para quienes trabajan con líderes, reconocer estos patrones mejora la colaboración, reduce la incertidumbre y fortalece los equipos.
“El verdadero liderazgo no se trata de ser impecable. Se trata de conocerse a uno mismo y aspirar a crear una cultura en la que los empleados puedan prosperar”, afirmó Allison Howell, Vicepresidente de Innovación de Mercado de Hogan Assessments.
Para los empleados, comprender el perfil de un líder facilita el trabajo diario. Al conocer las fortalezas y los puntos débiles de su gerente, puede adaptarse, evitar malentendidos y centrarse en los resultados. Esto ayuda a reducir la frustración, gestionar las expectativas y convertir las relaciones laborales en algo estratégico, no estresante.
Según Howell, “conocer los patrones de tu líder no se trata de juzgarlos, sino más bien de proteger tu desempeño, mejorar la comunicación y afrontar los desafíos con más confianza”.
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